jueves, 17 de mayo de 2012

Muestra recorre la historia de los tejidos de seda de Tailandia

Una colección de 50 vestidos de la reina Sirikit, de Tailandia, bordados a mano con hilo de oro y hechos con los mejores tejidos locales, sirve para hacer un recorrido por la historia de la seda y los trajes tradicionales de este país, famoso por la calidad y originalidad de esta industria.

La mayoría de los trajes expuestos en el museo son creaciones del diseñador francés Pierre Balmain, el modisto favorito de la reina tailandesa, y están acompañados por un marco digital que muestra imágenes de la monarca luciendo los vestidos.

Otro de los aliados e impulsores de la sericultura en Tailandia fue el legendario espía del Servicio de Inteligencia estadounidense Jim Thompson, quien dejó su puesto oficial para dedicarse al negocio de la exportación de seda.

Thompson, fundador de la Thai Silk Company en 1947, modernizó la vetusta industria sericultora al elaborar una tela más fina, lisa y suave al tacto, hasta que en 1967 desapareció de forma misteriosa en la selva de Malasia y nunca se supo más de él.

La muestra inaugurada en el museo textil de Bangkok recoge el vestuario recuperado por la reina en los años 60 del pasado siglo, cuando los vestidos tradicionales caían en desuso debido a la veloz introducción de las modas en el vestir llegadas de Occidente.

“Los tailandeses quedaron seducidos por la forma de vestir de los países occidentales y dejaron de lado sus prendas tradicionales poco antes de la II Guerra Mundial”, explica a EFE Piyavara Teekara, directora del museo.

En 1958, antes de que los monarcas tailandeses emprendieran una gira de seis meses por EEUU y Europa, la soberana se reunió con un grupo de diseñadores para reconstruir y adaptar a los nuevos tiempos los trajes típicos de Tailandia.

Por entonces la reina Sirikit lucía a menudo creaciones de modistos occidentales de renombre pero, según recogen las crónicas de la época, defendía tenazmente la “necesaria existencia de ropas tradicionales para crear una identidad cultural del país”.

Al regresar a Tailandia, el armario tradicional tailandés ya había sido remodelado por completo con la evolución del clásico “Chut Thai Phra Ratcha Niyom” en ocho modelos, entre los que varían el largo de la manga, el material de los botones y su posición, el diseño del cuello y el pliegue de la falda larga.

Aquel nuevo estilo basado en el traje típico que empezó a exhibir la reina en sus apariciones fue muy pronto común en las mujeres de la clase acomodada, que guardaron los trajes de noche importados de París y surtieron su guardarropa con prendas de seda, un tejido que hasta entonces había sido considerado una seña de identidad del campesinado.

Las sedas suaves
Telas La mayoría de la seda que en Tailandia se vende a los extranjeros es diferente de la que adquiere el tailandés, ya que los turistas prefieren comprar sedas suaves al tacto, lisas y elaboradas con maquinaria avanzada.


Auténtica La auténtica seda tailandesa es pesada, gruesa y elaborada a mano.


Tejido En contra de la creencia generalizada, la seda es un tejido muy resistente y por eso lo utilizan los campesinos para sus vestimentas.

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