martes, 9 de octubre de 2012

Sandra Manrique y su novio estuvieron con Eduardo de Inglaterra

Con un vestido que le llegaba hasta las rodillas, un saco en tono oscuro, el cabello recogido y accesorios muy discretos, así se presentó Sandra Manrique ante el príncipe Eduardo, hijo de la reina Isabel de Inglaterra.

La ‘China’ cambió el vestuario sexi que tenía que usar en el show de Las Magníficas ferial por uno elegante y recatado para esta visita que le permitió codearse con la realeza. Ella acudió acompañando a su novio, el bombero chileno Marcelo Rius que fue invitado a una recepción con el príncipe Eduardo.

La misma se hizo para que su alteza real, miembro honorario de la compañía de bomberos British and Commonwealth Fire Company Foundation, recibiera una histórica campana que en el siglo XIX perteneció a una iglesia en Santiago (Chile) y a su vez, este la pase a manos de los bomberos chilenos para que la campana retorne a casa.



La magnífica no lo pensó dos veces y faltó al show para estar en esta cita con la realeza en Neath (un condado al sur de Gales, la nación que forma parte del Reino Unido).

En tierra europea visitó la Iglesia Parish Church of Saint Thomas, el palacio de Buckingham y una vez concluido el programa oficial, la pareja se escapó a Atenas.



¿La ‘China’ logró estrechar la mano del príncipe?, pues no, porque el protocolo no se lo permitió, pero sí habló con él unos minutos, cuando este le preguntó a qué se dedica y ella le contó que vive en Bolivia y que está estudiando Arquitectura.




Encuentro. Este es el momento en que el príncipe Eduardo conversa con el grupo de Chile, entre ellos, Sandra Manrique (tercera de la dcha.). La foto está tomada desde atrás, pues está prohibido fotografiarlo de frente



Tórtolos. La pareja también visió Atenas; se ven tan enamorados que se casarán el 8 de marzo

“Me puse nerviosa”
“Al principio cuando sabía que iba a estar frente al príncipe me puse un poco nerviosa, porque te dicen cómo hay que hablar y cómo vestir. Nos prohibieron ponernos brillos y portar cámaras fotográficas. Una vez llegó el momento fue como hablar con una persona más, pero claro con más respeto. El príncipe Eduardo es muy sencillo, pensé que iba a ser muy serio y que no conversaría mucho, pero fue al revés, incluso hasta se rio. Eso sí, antes que nada nos dijeron que esperarámos que él iniciara la conversación. Tampoco le podíamos extender la mano, pues el príncipe tiene que tomar la iniciativa”.



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