jueves, 7 de febrero de 2013

Susy Diab, relata sus vivencias

Muchos aspectos de la realidad no tan glamurosa del mundo de las pasarelas que denuncia Christine Hart le resultaron familiares a la maniquí más internacional que tenemos en la actualidad. Esta vez Susy Diab, de quien se destacan sus logros en el extranjero, abrió sus labios para tocar un tema polémico.

Modelos adolescentes sin un peso en el bolsillo que viven de los viáticos de la agencia que no alcanzan para nada, relacionadores públicos que tientan a jovencitas inexpertas que se dejan llevar por el mal camino y las exigencias de perfección que se les imponen a las modelos, son solo algunas de las cosas que Susy ha visto a su alrededor y ha sabido sortear.

Esta paceña modela desde sus 19 años y a los 20 ya tenía suficientes ingresos como para llenarse de valor y decirle a sus padres que no iba a seguir estudiando Comunicación en Buenos Aires. En lugar de eso, iba a dedicarse a tiempo completo a ser maniquí del prestigioso Pancho Dotto.

Ahora Susy, con 27 años ha trabajado en Argentina, Grecia, Alemania, España, Singapur, Tailandia y EEUU.
Mide 1,73 m y pesa 51 kilos. Dice que la única vez que hizo una tontería fue cuando se sometió a una dieta estricta para llenar las expectativas de una agencia en Milán que le pidió bajar cuatro centímetros de caderas. Después de enfermarse seriamente comprendió que era mejor “mandar a cierta parte a la agencia” y buscar otros rumbos.

Ahora está establecida en Los Ángeles, donde no hay tanta fijación con la delgadez, porque allí se hacen muchos comerciales y quieren chicas sanas y con vida.

Como optó por adentrarse en el mercado comercial, no tiene que preocuparse tanto como las modelos de desfiles, “Para eso buscan chicas muy jovencitas, de 15 y 16 años que tengan cuerpo de niñas con nada de busto y nada de cola. Quieren que sean unos palitos, ¿realmente quién tiene ese cuerpo? “, relata mientras se pone cómoda en un sillón mullido que permite observar a través de un ventanal la hoyada paceña, una imagen que quiere conservar en la mente y el corazón porque su estadía vacacional en La Paz está llegando a su fin, vino a pasar las fiestas de fin de año y ya es hora de volver.

Y cuando retorne a EEUU estará con uno o dos kilos demás, pero no es algo por lo que se martirice.

Martirizada andaba su roommate (compañera de departamento) en Asia, cuando ya habían pasado dos meses sin conseguir un solo trabajo, mientras a las demás les faltaban horas para cumplir con tantos compromisos laborales.

“Por lo deprimida que estaba comía demasiado y cada vez que le tocaba ir a su agencia a que la midan lloraba”, recuerda Susy y juega con las puntas de su larga cabellera, una muy sana y brillosa que le valió ser la elegida de un comercial para el champú Head & Shoulders, lo que da pie a contar otra revelación, a propósito de las chicas que no se alimentan bien y por lo tanto no pueden tener un buen cutis o una sana cabellera.

“A veces critican a las modelos, dicen que son momias ¿y cómo no lo van a ser si no comen? no tienen energía para tener más personalidad y ser más activas”.

Y el relato continúa. Una polaca de 15 años en Grecia casi se desmaya a su lado en un casting porque no había comido. Sin un centavo del ‘pocket money’ (viáticos) recibió de buen agrado el dinero que Susy le dio para ir a comprar algo que la reanime, pero en vez de pagar por algo consistente, optó por una Coca Cola dietética.

El ‘pocket money’ son cantidades absurdas. “Las chicas no pueden vivir con eso. Yo lo recibía y me reía, me lo gastaba en el día. Pero hay muchachas que viven con eso y nunca han visto una tarjeta de crédito”.

Y el desenfreno también es moneda corriente. “En Asia me tuve que mudar de departamento porque no podía convertirme en la madre de las modelos con las que vivía. Eran de Rumania, eran bellísimas y paraban haciendo locuras, metiendo chicos a sus apartamentos, alcohol y drogas. Sus papás son muy pobres y ellas van por el mundo viajando y ante tantos lujos y tentaciones no tienen la capacidad de decir no, no saben qué está bien o qué está mal. Siendo el modelaje tu profesión, con más razón tienes que cuidarte y no trasnocharte”.

Susy asegura que se cuida, pero en una oportunidad le salió un grano enorme en la frente. “Me preguntaron ¿qué es eso? ¿es una marca de nacimiento? Yo les dije, dejen mi grano en paz. Para ellos tienes que ser perfecta, pero al fin y al cabo somos humanos, tienes tu periodo, te sale un grano y punto”.

Dando sus pininos entendió que es importante dejarse ver, “Cuando sos modelo, hay bastante exposición, sales mucho, empiezas a conocer a las otras modelos y los fotógrafos. Tienes todo gratis y muchas se deslumbran. Muestras tu ‘composit’ y te dejan entrar a un restaurante y consumir gratis. Ahí es cuando se te acercan con malas intenciones; en Asia vi mucho de eso, los relacionistas públicos tratan de aprovecharse de las chiquitas que empiezan”.

En una oportunidad le ofrecieron asistir con siete de sus amigas a una cena con un empresario y encima les iban a pagar. “Para mí eso es morbo, ¡contratar a siete chicas para cenar!”

Después de ocho años en el oficio, lo mejor que aprendió es que: “Hay que hacer un poco de research (investigación) previa, saber quién te está contratando, qué tipos de fotos son las que te van a pedir”. Por último, “hay que elegir una agencia que te vea y te trate como a una persona, y no como un objeto al que solo hay que pesar y medir”




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En el modelaje no todo es malo
A Susy le ha ido bastante bien. Accedió a hablar de los peligros, para que las chicas que empiezan estén alertas y no crean que todo es color de rosas





Algunos datos para recordar

4 agencias
Son las que la representan
En Los Ángeles Q Model Management, en Nueva York Red Models; en Bolivia está por firmar con Manzoni y en Argentina Dotto Models

4 logros
En publicidad el último tiempo
Trabajos para Nokia (celulares), Elizabeth Arden (cosméticos), Head & Shoulders (champú) y Honda (automóviles)

8 años
De recorrido en las pasarelas
Empezó a los 19 años, integró las filas de Las Magníficas y desfiló para Roberto Giordano. Luego fichó para Pancho Dotto



En la intimidad
Confesó que tiene 27 años y que a sus 30 se ve con una vida más tranquila y tal vez con hijos


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