jueves, 18 de septiembre de 2014

Mette-Marit de Noruega, dulce y solidaria

Con una dulce sonrisa capaz de conquistar al príncipe Haakon de Noruega. Su historia de amor se ha convertido en un referente inexcusable para narrar la más bella versión de la nueva Cenicienta.

Hija de un periodista y una empleada de banca, Mette-Marit, futura reina de Noruega, tuvo que vivir a los once años el divorcio de sus padres. Tras dejar sus estudios (que después retomaría al conocer al heredero al trono de Noruega) y encadenar varios trabajos como camarera, fue la primera mujer sin ascendencia real que se convertía en princesa.

Además, en su caso, su pasado hacía aún más inesperada su entrada en una familia real: era madre soltera de un niño, Marius Borg, y concursante de un reality de la televisión noruega. Mette-Marit conoció al príncipe heredero, Haakon Magnus de Noruega, en un festival de rock tras ser presentados por un grupo de amigos en común. Ahí empezaría su historia de amor, que años después, el 25 de agosto de 2001, culminaría con una boda real en la Catedral del Salvador de Oslo.

Solidaria y emotiva

Es, quizá, una de las princesas que con más fuerza ha trabajado su vertiente solidaria. Desde el día que se casó lo hizo, ya que la pareja decidió que el dinero de todos sus regalos de boda fueran a parar a un fondo humanitario que se repartió entre causas sociales de Noruega y África. Más tarde fue nombrada por la ONU como representante especial para campañas contra el sida y más tarde convertiría casi en seña de identidad su apoyo al colectivo gay, sobre todo cuando firmaba el prólogo del libro

Cómo salir del armario. Emotiva y espontánea como pocas, no ha reprimido las lágrimas en actos oficiales como el funeral por las víctimas del atentado de Utoya, en la que ella misma perdió un hermanastro.

Un estilo clásico

Sin duda, su estilo es uno de los que más ha evolucionado desde su llegada a la Casa Real noruega. Desde que se conoció su compromiso con Hakoon, Mette-Marit se puso en manos de un equipo de asesores de imagen. Clásico y atemporal, en su fondo de armario se posicionan con fuerza los tonos pastel, el blanco y el coral, con creaciones firmadas por grandes diseñadores internacionales, como Valentino –una de sus firmas fetiche y en la que con más fuerza confía últimamente–, Giambattista Valli y Emilio Pucci, aunque también es conocida la afición de la princesa por comprar algunas de sus prendas en mercadillos vintage de Oslo. Precisamente de esa pasión por la moda y por los fines solidaros, nació una de sus iniciativas más curiosas: la venta de una selección de sus prendas y complementos (incluidos un bolso de Miu Miu y una camisa de Angel Schlesser) para recaudar fondos para la organización infantil ‘Miljøagentene’, dedicada a la protección del medio ambiente.

Adorada por el pueblo

En estos últimos 12 años, Mette Marit se ha ganado el favor popular. Cuando se prometió con Haakon la casa real noruega vivía sus horas más bajas de popularidad y un 64% de la población no la aceptaba. Una encuesta publicada el pasado verano sostiene que el 90% de los noruegos acepta a su princesa.



Humanitarios

El principe Haakon Magnus y la princesa Mette-Marit visitan el templo budista Borobudur en Magelang en la isa le Java. ]

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