lunes, 2 de marzo de 2015

Video Donatella Versace: "Podría decirse que soy una feminista"

Versace es una oda a la extravagancia, la opulencia, la sensualidad, la provocación. Pero sobre todo es una crítica mordaz (y sin tapujos) al tedio. "No temas ser vulgar, teme solo ser aburrida", decía Diana Vreeland. Y Donatella parece haber seguido al pie de la letra el consejo de la legendaria editora. "Prefiero el exceso a la discreción", explicó a
S Moda.

"La moda es un arma que puedes usar cuando la necesitas. Imagino que al verme algunos pueden pensar que soy una mujer dura, pero cara a cara soy muy distinta", reconoció en 2012. Conocerla es un ritual revelador (y necesario) para entender la naturaleza barroca de la casa y su resurgir actual.

Hace tiempo que dejó de ser la hermana pequeña de Gianni, su musa y su mano derecha, para convertirse en la esencia (y el Doppelgänger) de la mujer Versace. Asumió las riendas de la empresa familiar en 1997, tras el asesinato del diseñador en Miami.

En los 18 años al frente de la dirección creativa ha sabido sortear los altos y bajos de la industria, reinventarse y levantarse más fuerte. Porque más allá de corrientes, dentro y fuera del escenario, el público y artistas como Beyoncé reclaman prendas que griten fuerza y sexualidad.

Ser sexi

Para la diseñadora, esbozar los trazos de un imaginario instigador de deseo es casi un ejercicio instintivo. "No es algo consciente, me sale de una manera natural", cuenta. "Al fin y al cabo, el sexo forma parte de la vida, como comer o respirar", defiende. "Un diseño sexi no solo dice ‘quiero sexo’, también expresa valor y coraje: ‘Aquí estoy yo, y vas a tener que enfrentarte conmigo’".

"La gente a veces menosprecia esta industria, e incluso la tacha de frívola y superficial, pero la moda desempeña un papel importante en la sociedad, porque habla a millones de mujeres de todo el mundo", razona Donatella. "Versace habla de empoderamiento, de fuerza, de independencia. Siempre ha sido así y siempre lo será", sacude con esto las opiniones. "¡Soy la única mujer de la junta directiva! Y visto a algunas de las mujeres más poderosas del mundo. Podría decirse que soy una feminista, le gusta recordar. No es una cuestión de llevar traje. La idea es romper con los tediosos estereotipos.

Versace, Haute Couture Spring Summer 2015

El ADN de la moda

Donatella creció en Calabria, en el sur de Italia, junto al mar. Allí su vida era "relajada, discreta, familiar". Aunque la moda siempre estuvo latente. Su madre era costurera y, de niña, ella jugaba a ocultarse en el taller para admirar con embeleso cómo las clientas se probaban los diseños que las modistas confeccionaban.

Tenía 11 años cuando su hermano Gianni, diez años mayor, la convirtió en su musa y crítica. "La tradición está en mis venas. Me llamo Versace. Todo lo que hago es Versace, y siempre tendrá los códigos y el ADN de la casa", argumenta. "Sin embargo, me obsesiona el futuro", reconoce al instante. "Soy muy impaciente. Me aburro rápido cuando hablo del pasado. No se trata de pensar en el presente, sino de mirar más allá sin olvidar ni traicionar nuestras raíces".

En la 'industria' se necesitan chicas especiales, con personalidad y un gran ego

"Internet ha abierto las puertas de la moda al mundo", opina. "Antes de que Gianni inventara la supermodelo, las maniquíes no tenían voz", recuerda. Fue él quien puso a Linda Evangelista, Christy Turlington, Naomi Campbell y Cindy Crawford juntas sobre la pasarela, en el desfile de la colección otoño-invierno 1991.

"Nos dimos cuenta de que las chicas con las que trabajábamos tenían tanta fuerza que ¿por qué no utilizar ese magnetismo a nuestro favor y dejar que fueran ellas quienes representaran a la marca? Aquello cambió la manera de ver y entender a las modelos. Hoy tienen millones de fans que siguen sus pasos en las redes sociales. ¿Por qué debería la industria dar la espalda a este fenómeno? Mi sueño es que todo el mundo pueda experimentar en primera persona el mundo de la moda, y el mundo de Versace", reivindica.

La fama de la casa Versace y de Donatella

Entre las imágenes más memorables de los noventa figuran las campañas que Avedon, Weber, Testino y Meisel realizaron para Gianni. "Una auténtica orgía de belleza", en palabras de Suzy Menkes. El estilo de la casa italiana atraía a una clientela que incluía a Elton John, George Michael, Madonna e incluso lady Diana, que era clienta de la línea de alta costura, Atelier Versace.

"La alfombra roja es la fiesta de la moda, un lugar donde los sueños se hacen realidad", cree Donatella. "Vestir a celebridades es una parte natural de nuestro trabajo. Son mucho más que embajadores, son amigos. Hemos creado lazos muy fuertes con mujeres increíbles", apuntó. Como Beyoncé, que durante su última gira On the Run, subió al escenario con una versión gráfica e hipnótica del estampado de la medusa.

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