A pesar de problemas económicos, la calidad de su trabajo nunca se ha visto afectada. Por eso mismo, vestir de Valentino te da “elegancia, distinción y clase”. En 2002, poco antes de su retirada, la casa fue vendida al grupo Marzotto quienes han querido continuar con el estilo del gran diseñador.
“Un vestido de Valentino siempre es garantía de belleza clásica”, publican en Vogue, quienes también afirman que el italiano nunca descuidó “la perfección en el patronaje” y que su estilo es “una síntesis de feminidad, lujo y modernidad”.
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