Como viene siendo habitual en los últimos años, Zhang inauguró esta pasarela que se celebra en el emblemático Hotel Pekín, en pleno corazón de la capital china, y exhibió una propuesta de corte marcadamente clásico.
Zhang ideó unos diseños muy coloridos: abrió con llamativos amarillos, siguió con una amplia gama de azules y cerró con una no menos diversa paleta de rojos, algún negro y blanco intercalados, todos ellos salpicados de flores, muchas flores. La floral ornamentación era patrimonio casi exclusivo de los diseños femeninos y algo barrocos.
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