Espejos que cubrían la pared y el suelo acogían el paso de las modelos, vestidas con elegantes trajes de sastre, todos con algún detalle brillante, desde las cuentas que decoraban algún sombrero hasta las perlas famosas de Coco. Para el final del desfile, los metalizados se habían hecho tan poderosos que todo un vestido brillaba, no sólo los zapatos de plata y el brazalete de perlas alrededor de un tobillo.
Tras el paso de las maniquíes, en el backstage se escuchó la voz de Karl Lagerfeld que decía “Im-pe-ca-ble, destellos, plata, todo muy brillante”. Como en otras ocasiones él también lucía espectacular con una chaqueta metalizada a juego con todo lo demás, desde sus guantes hasta el smartphone que llevaba en el bolsillo, para añadir más adornos plateados a su indumentaria.
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