La conocida firma Dior llevó a sus seguidores a Tokio para asistir a varios eventos. El pasado 19 de abril, la colección alta costura primavera-verano 2017 desfiló en un show en vivo, con nuevas siluetas creadas especialmente por Maria Grazia Chiuri. Paralelamente, la colección otoño 2017 de Dior Homme, diseñada por Kris Van Assche, se desveló por primera vez en una presentación.
"Grandes paneles pintados con motivos de estampas japonesas decoraban la escalera hasta el techo", detalla Christian Dior en sus memorias, cuando describe la planta baja de su casa de la infancia, encaramada en el acantilado de Granville, en Normandía. "Esas interpretaciones de Utamaro y de Hokusai eran mi capilla Sixtina. Recuerdo cómo me quedaba contemplándolas por horas…". Así, el País del Sol Naciente se convirtió muy pronto para él en una fuente de inspiración; de sus largas observaciones de niño surgiría su predilección por las sedas bordadas. Luego, desplegaría ese imaginario japonés a lo largo de sus colecciones, como en 1953, cuando creó el conjunto de tarde Jardin japonais, o en 1954, cuando diseñó un traje con aires de kimono que la bailarina Margot Fonteyn luciría en el ballet L'entrée japonaise. Además de inspirarse en diferentes aspectos culturales de Japón, Christian Dior admiraba también cierta idea de la feminidad propia de esa sociedad, como confesó durante una entrevista: "Las mujeres japonesas tienen una belleza muy particular y deben preservar a toda costa esa delicadeza que constituye su mayor encanto". Y la fascinación era recíproca: en 1953, los japoneses quedarían prendados de las creaciones del modisto con la colección de alta costura otoño-invierno que presentó en un desfile en Tokio. Durante el viaje, las modelos del equipo Dior, que habían ido especialmente desde París, lucieron el tradicional kimono como gesto de complicidad por ese encuentro entre la feminidad japonesa y la elegancia parisina.
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