Un grupo de modelos entre los 8 y 24 años se prepara para subir a la pasarela de Villa 31 en unos días más. Se trata de los maniquíes del staff de Guido Models, un boliviano radicado en Buenos Aires hace 20 años. Antes ensayaban su rutina sobre piso de tierra, en la misma villa que acoge a cerca de cien mil habitantes, pero ahora que se han vuelto más conocidos lo hacen en un departamento prestado a donde acuden todos los sábados y domingos de 12:00 a 17:00 porque la primera semana de diciembre será su gran evento.
“Los fines de semana son los días más peligrosos, porque los chicos pueden conocer gente que no les conviene. Hasta las cinco de la tarde conmigo tienen su mente ocupada”, contó Guido Fuentes García, que se las está dando de agente de 35 modelos entre hombres y mujeres de nacionalidades boliviana, paraguaya y argentina. Guido también confecciona el vestuario, pues aprendió el oficio en su natal Cochabamba, cuando colaboraba en las producciones de moda de Jorge de la Reza y Marcelo Antezana en la conocida agencia La Meson.
Él mismo se da a la tarea de tocar las puertas de las casas de la villa, buscando a las chicas que tengan ganas de modelar. “No me fijo en que sean altas y flacas, yo incluyo a todas las que tengan ganas y la ilusión. Hago lo posible para que vivan siquiera sus 15 minutos de gloria, por eso el eslogan de mi evento es Todo por la integración, no a la discriminación, porque aquí en Argentina la cosa es grave. En el grupo hay de todo, bajitas, gorditas, morochitas, pero consigo que se sientan unas diosas”, relató.
Dice que lo mejor de haberse convertido en diseñador es que puede subir la autoestima de las chicas. “Al vivir en un barrio como este, nos tratan de delincuentes o drogadictos, y yo estoy demostrando que no todo el mundo es así. La revista Para Ti nos hizo una producción, también vinieron de Interviú de España y algunos programas de televisión local, por eso creo que hemos cambiado en algo la imagen de este lugar. Ojalá que todos los modelos puedan superarse y conseguir trabajo”, habló entusiasmado.
Las chicas tienen diferentes rasgos, lo que hace al grupo interesante. La que a primera vista parece muy prometedora para las pasarelas se llama Delia Cáceres, tiene 14 años y mide 1,74m. Posee un rostro de niña bonita, con algo de maquillaje y vestuario se siente grande y sueña que puede llegar lejos.
“Esto se está poniendo serio”, dice Guido, al intentar explicar que le está yendo bien, pues cuatro de sus chicas han conseguido trabajo como modelos profesionales y está madurando la posibilidad de venir a Santa Cruz para presentar un desfile con sus maniquíes y la nueva colección, marcada por los colores de nuestra bandera, con algunas transparencias, pues no quiere exhibir demasiado a sus pupilas.
La buena suerte ya comenzó a sonreírle; hace poco tuvo el privilegio de conocer a su gran ídolo, el diseñador argentino Benito Fernández y está poniendo en práctica todos los consejos que éste le dio.
De esta forma Guido está escribiendo su propia historia, desde la Villa 31, de calles de tierra y casas con techos disparejos, que contrastan con la vecina zona de La Costanera y Palermo, áreas elegantes donde hay restaurantes de cinco tenedores. Su meta es que la gente entienda que el modelaje no es una frivolidad, sino una forma de lograr la inclusión de las chicas de la villa.
Las frases
No me fijo en que sean altas y flacas, yo incluyo a todas las que tengan las ganas y la ilusión y hago posible que vivan sus 15 minutos de gloria”
“Al vivir en un barrio como este nos tratan como delincuentes y yo estoy demostrando que no todo el mundo es así”
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