UN DIÁLOGO ÍNTIMO | CON UNA MUJER SINGULAR.
La vida de Carla Morón Peña, la modelo boliviana más reconocida dentro y fuera del país, parecía de cuento. Bella, inteligente, con suerte… casi todas las mujeres querían parecerse a ella, y junto a su amiga Verónica (Larrieu) marcó época en el modelaje. Hay un antes y un después de Carla Morón en las pasarelas de Bolivia.
Casada con Pedro Gantier, Carla tiene una hija de tres años, la pequeña Bruna, coqueta como su mamá y casi tan linda como ella. Todo se pintaba fantástico en la vida de esta cruceña, hasta que el año 2010 le diagnosticaron cáncer de mama.
A partir de ahí, la vida de Carla ha cambiado, pero no de una forma negativa como podría pensarse. Aunque no niega que le cuesta, ha comenzado a darle valor a cosas que antes no lo tenían para ella (“disfruto hasta del tráfico”), y está aprendiendo el arte de vivir día a día, disfrutando cada momento, mientras sigue el tratamiento para su enfermedad a la que asegura, ha vencido.
En esta entrevista íntima en la sala de su casa, hablamos con ella de todo lo que ha significado y significa en su vida este extraño que ha llegado para cambiarla, de cómo enfrenta sus temores y vive sus esperanzas y del amor inmenso que tiene para su familia entera, para ella su mayor tesoro.
OH!: ¿Qué está haciendo ahora Carla Morón?
Hace dos años y medio que trabajo en el programa “Todo Bien”, que se emite por ATB, una revista muy bonita para la amiga que queda en la casa en la mañana. Me gusta mucho, todos los días me levanto feliz de saber que estoy yendo a trabajar. No hay mejor bendición que trabajar en lo que a uno le gusta. Cualquier sacrificio se hace con gusto. He estado trabajando con el pie mal e incluso cuando hacía mis tratamientos de quimioterapia. Calculaba justo el tiempo para recuperarme. Con tal de estar en el trabajo, trato de acomodar todo. Para mí es una terapia, me desenchufa totalmente de todo, no sé si me convierte en otra persona porque igual soy yo la que está en la televisión, pero si tengo algún problema es como que el entrar al aire hace que cambie todo. Es además un programa muy especial para mí porque estoy con una gran amiga, Verónica Larrieu, compañera y amiga, con la que nuevamente el destino me ha juntado y con la que tengo mucha química.
OH!: ¿Se queda en la televisión?
No me encuentro haciendo otro trabajo que no sea la televisión. He hecho el formato de noticiero, pero es muy formal, muy estructurado; en la revista tienes más libertad, yo soy de reír, de bailar, de hacer bromas... Puedo hacer noticias, pero me siento más cómoda en la revista.
OH!: ¿Ha vivido en carne propia ese estigma de que la mujer bonita generalmente es tonta?
Sí, por supuesto. Nunca me lo han dicho de frente, pero imagino que lo han pensado. No me afecta ni me molesta. Creo que todas las personas pueden tener la oportunidad de que se las conozca. Es cierto que hay ese estigma de que la mujer bonita es una mujer tonta, pero ahora la mujer se prepara en todos los sentidos. Las chicas que ahora son modelos top tienen hasta dos carreras, o están estudiando. Antes se podía decir eso, cuando la mujer apenas acababa el colegio, pero ahora ya no es así.
OH!: ¿Y que la mujer cruceña es la más hermosa de Bolivia es cierto?
La mujer cruceña se arregla más. Se preocupa más por su apariencia incluso a causa del mismo clima; sabes que te vas a poner una falda o un short por el calor, así que quieres tener las piernas lindas, por ejemplo. Pero la mujer boliviana en general es linda. La diferencia es que la cruceña es más extrovertida y se produce más, pero no es que sea más bonita. Todas las mujeres, dentro de nuestra naturaleza, tenemos la coquetería innata, tenemos que llamar la atención para que nos conquisten. Eso es ser coqueta. Pero la vanidad es pasar esa línea delgadita, son las personas que se dejan llevar más por la apariencia, por la marca, por el dinero. Que se preocupan solamente por lo de afuera.
OH!: ¿Está conciente de la influencia que ha tenido Carla Morón en las modelos de hoy?
La conciencia en sí no, el saber que hemos influido en cierta manera, sí. Hasta ahora me siguen diciendo que no habrá como Verónica (Larrieu) o como yo, y ahora que estamos alejadas hace bastantes años del modelaje es que nos vamos dando cuenta de lo que significamos para las personas. Es ahí cuando una toma conciencia, no antes. Yo modelé desde los 15 hasta los 30, ahora tengo 36 y me casé a los 31. Con Verónica nos hicimos en el modelaje. Y con nosotras crecieron también los diseñadores y los fotógrafos. Pero es ahora que lo noto, cuando yo era modelo para mí era un trabajo, no pensaba en dejar ningún legado.
OH!: ¿Qué ha sido lo más difícil de su carrera como modelo?
Lo más difícil y duro es estar en el ojo de muchas personas, las calumnias, las mentiras… No te digo que sean todas. De cien personas serán diez las que lastiman, y no solamente a las modelos, a todo el mundo, con la diferencia que las modelos son conocidas, y una se pregunta ¿por qué me atacan si no estoy haciendo daño a nadie? Lo único que hago es ponerme una ropa y estar encima de una pasarela o delante de un lente. Pero sí lo he vivido, aunque gracias a Dios la prensa no era como es ahora. Ahora te persiguen, se sientan afuera de tu casa, es terrible. Te ponen el micrófono en la cara y te exigen que contestes, pero ¿por qué tengo que dar explicaciones de mi vida? Y si no contestas dicen que los has maltratado. Por salud emocional y mental trato de no ver ese estilo de programas, pero cuando los veo no entiendo cómo aguantan hoy las modelos a las que les destrozan la vida. Son capaces de manchar la dignidad de una mujer por un rumor, y lo hacen públicamente en la televisión. No lo entiendo. A mí me costaron muchas lágrimas, pero ya después no me importó.
OH!: Usted fue la primera en atreverse a hacer un desnudo artístico en un país conservador como Bolivia, ¿pensaba en lo que diría la gente al respecto?
Nunca pensé en las personas. No pensaba en lo que iban a opinar. Simplemente hacía mi trabajo y me concentraba en que mi foto final sea perfecta y llene mis expectativas. No trabajaba pensando en lo que iban a decir, porque no lo hubiera hecho. Si me hubiera preocupado en lo que iba a decir la gente, quizá no hubiera hecho muchas cosas.
OH!: ¿Cómo empieza su carrera como modelo?
Empecé con el modelaje con los festivales de moda en Bolivia. Comencé a viajar a La Paz, a Cochabamba, luego recibí la invitación para concursar en Miss Santa Cruz y posteriormente en Miss Bolivia. Estuve dos años dedicada a los reinados y a representar a mi país. Después, junto a Pablo Manzoni, que siempre ha sido una persona interesada en que se conozca afuera lo que Bolivia tiene en el modelaje, hicimos contactos, fueron mis primeros viajes a Buenos Aires, a Punta del Este, al Perú… y se fueron dando las oportunidades. No es que yo pensaba que iba a ser una gran modelo y salir afuera, ese no era mi objetivo. Fue poco a poco.
OH!: ¿Cuál es la fórmula de su éxito?
Soy una persona que, gracias a lo que me ha enseñado mi familia, he aprendido a no dejar pasar las oportunidades. Todas las personas tenemos oportunidades, el asunto es no saber aprovecharlas, es ahí cuando nos quedamos estancados. No creo que nadie llegue a esta vida para no triunfar.
OH!: ¿Qué significa para Ud. su familia?
Mi familia es todo. Mis hermanos son todo para mí. Somos unidos y soy conciente de que yo significo tanto para ellos como ellos para mí. Por eso es que, aunque no debería, estoy tratando de quedar embarazada otra vez para que Bruna tenga un hermanito.
OH!: La veo muy fuerte ante lo que ha significado su enfermedad...
Me afecta, pero cuando estoy sola. De mi parte las personas que acuden a mí siempre reciben palabras de apoyo porque sí se puede. Al que le cae todo y que es mi almohada y mi apoyo es mi esposo Pedro, que nunca se quebró. Siempre ha estado a mi lado, siempre muy fuerte. Pero sí, ahora quiebro un poco más, aunque sé que el 50 por ciento lo hace el paciente, la actitud, la fuerza, la fe. La mente, la energía o Dios, como quieras llamarlo, es muy poderosa. Yo soy una persona creyente, no cuestiono de dónde vengo, sé que vengo de Adán y de Eva, y así quiero que se críe mi hija. No ando con mi Biblia, pero tengo mucha fe. Nunca hay que hablar en futuro, hay que hablar en presente. Hay que tener cuidado con lo que se dice y en cómo se dice. No hay nada más fuerte que una bendición, me gusta decirle a la gente que Dios la bendiga, y me gusta escucharlo.
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