Por la puerta grande. La súpermodelo brasilera abandonó las pasarelas en lo más alto de su carrera. Ahora se dedicará más a su familia y a otros proyectos personales.
Ser la madre perfecta, la pareja ideal, la trabajadora incansable, la emprendedora exitosa y ser una de las mujeres más deseadas del planeta es posible. Y si no que se lo pregunten a Gisele Bündchen.
La modelo brasileña, la mejor pagada del mundo, se retiró esta semana a los 34 años de la que ha sido su profesión durante los últimos 20 años. Lo hace en uno de sus momentos más dulces. Está felizmente casada con el idolatrado quarterback de los New England Patriots Tom Brady y son padres de dos niños, Benjamin y Vivian Lake.
Es una de las imágenes más reclamadas por las firmas de lujo y es propietaria de al menos veinte empresas. ¿Por qué abandonar ahora? Según ha explicado ella misma, "mi cuerpo me dijo basta".
Ahora se centrará en su familia, uno de sus planes favoritos, y en sus negocios. "The best is yet to come" -lo mejor está por venir- fue la frase que escogió para estampar en las camisetas de su despedida y lanzar un mensaje de cómo afronta su nueva etapa.
Quién le iba a decir cuando fue descubierta a los 13 años, mientras comía una hamburguesa en un restaurante del Estado brasileño de Río Grande, que iba a acabar siendo portada de las revistas más importantes de moda, imagen de Chanel, uno de los ángeles de Victoria´s Secret, pareja de Leonardo Dicaprio y uno de los mayores reclamos publicitarios.
Se subió por primera vez a la pasarela en 1994, a los 14 años, y no se volvió a bajar. Ni las críticas por el tamaño de su nariz o por tener demasiado pecho, en una época en la que se llevaba lo plano, pudieron con ella. Sus 180 centímetros de altura y sus medidas de infarto, 86-61-86, la colocaron rápidamente entre las favoritas de los modistos más importantes. Durante estos veinte años desfiló para Dior, Versace, Yves Saint Laurent, Valentino, Bulgari y Dolce & Gabbana, entre otros.
Fue nombrada modelo del año por varias cabeceras, chica más bella del mundo y modelo mejor pagada, según Forbes, con una fortuna de 247 millones de dólares. También hizo sus pinitos en el cine y como presentadora de televisión.
El jueves, hacia las 21.00 horas, en São Paulo, Bündchen abrió su desfile de despedida. Su adiós fue en casa, en la Semana de la Moda de Brasil, para la firma local Colcci y bajo la mirada atenta de su marido, sus familiares y amigos.
Su salida fue como siempre, elegante, con paso decidida y con un movimiento sensual inigualable, que sin duda los amantes de la moda echarán mucho de menos. Como ya ocurrió con otras grandes de la pasarela, se va por la puerta grande y seguro que abrirá muchas nuevas.
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