Uno de los desfile con mayor expectativa en las pasarelas pasisinas es el de Chanel, no sólo por los diseños que presenta, sino por los escenarios que es capaz de recrear su director creativo, Karl Lagerfeld.
Para el reciente desfile de Alta Costura de esta temporada el Grand Palais de París se transformó en un Mónaco, donde el hombre que podría poner en alerta a la banca en Montecarlo, habría lucido un traje elegante hecho a medida, igual que los que lucían los jóvenes que se sentaron junto a los croupiers en las mesas de juego ubicadas en el centro.
El desfile, desde su apertura, estaba a años luz de la estrambótica luminosidad que emanaba la señal de ‘Círculo Privé’, ubicado en la entrada. Los trajes oh-so-Coco! respondían al misterioso logotipio de las dos C y a las invitaciones 3D.
Karl utilizó la ‘sinterización láser’, dos palabras que en Google son definidas como “la famosa técnica con la cual las prendas están creadas sin costuras”. Al añadir a los looks pelucas angulares (o “sombreros de pelo”), un rubor magenta bien marcado y unos botines, las modelos parecían personajes de videojuegos que cobraban vida.
A medida que la ropa de día se transformaba en la de noche, apareció una falda de gasa con una capa interior acolchada. Ahí se empezó a apreciar los toques futuristas, como las cintas de gasa cortadas con láser y dobladas dos veces. Estos son efectos extraordinarios que sólo Chanel se puede permitir hacer. Por ejemplo, se observó un abrigo de color rosa empolvado envuelto en ráfagas de flores y plumas. Destacaron también numerosos trajes de falda y chaqueta elaborados en ‘tweed’ que recuerdan a los clásicos que Coco, su fundadora, convirtió en su seña de identidad (y de la firma). Eso sí, para la próxima temporada el ‘káiser’ pone el foco de atención en las hombreras
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