Es un trabajo que Kate Moss, que ha sido tapa de Vogue Gran Bretaña 36 veces, describió como "el mejor de mi vida”. Clive Arrowsmith, fotógrafo autor de retratos desde de Michael Caine hasta del Dalai Lama, lo equiparó a "la nobleza de la fotografía”.
Carine Roitfeld, ex editora de Vogue Francia, y Steven Meisel, que ha hecho las tomas de todas las tapas de Vogue Italia salvo una sola a lo largo de dos décadas, acaba de referirse a su participación con el título de "un honor”. Karl Lagerfeld, a quien se le encargó fotografiar a su "querida amiga” Julianne Moore como la diosa griega Hera, comentó que "nadie cree ya en aquellos dioses, pero estas chicas… son las diosas de hoy”.
¿A qué publicación se refieren estos gigantes de la elegancia moderna? A un calendario porno suave que publicita neumáticos.
El grado hasta el cual el calendario Pirelli ha sido incorporado a la industria de la moda fue insoslayable desde el comienzo de las celebraciones de gala por su 50° aniversario, celebradas en una galería de arte moderno de Milán a la que concurrieron modelos top, fotógrafos, coiffeurs y diseñadores, y por la publicación de El calendario, 50 años y más, un bellísimo libro nuevo, de gran formato, en celebración del medio siglo.
La industria de la moda, por lo general intensamente preocupada por distanciarse del mundo de los bronceados falsos y los senos artificiales de las glamorosas modelos comerciales, se ha tomado muy a pecho el calendario Pirelli. (O tal vez, más precisamente, muy a pechos.)
El triunfo de Pirelli es una clase magistral en lo que hace a manejo de imagen y sostiene los bajos instintos de un mercado sofisticado. Su potencia radica en que al ser reconocido como algo sexualmente atractivo, el almanaque es un valioso capital activo para las mujeres expuestas a la mirada pública, si bien verlo como sexualmente accesible lo desmerece. De modo que el trato que Pirelli establece con fotógrafos y modelos es que éstos queden de lo más sexies y Pirelli quede muy elegante. Un aspecto clave de la leyenda es que el calendario Pirelli no se puede comprar sino que se lo envía a grandes apostadores y figuras públicas internacionales. Tal exclusividad es ahora relativa –las imágenes se publican sin restricciones en Internet– pero define un contexto que no por ser imaginario es menos poderoso.
En el peor de los casos, el calendario Pirelli da rienda suelta al lado más desagradable de la moda. En la versión 2015, fotografiada por Terry Richardson, son todas chicas jóvenes enceradas con la marca de fábrica de Richardson, que consiste que tengan en el pelo alisado hacia atrás como recién salidas de una pileta de natación y que coman bananas o simulen lamer gallos chicos (en serio.)Pero Pirelli ha tenido la inteligencia de recurrir a una ilustre lista de fotógrafos, desde Helmut Newton a Annie Leibovitz, y equilibrar la lascivia de Richardson con opciones más creativas.
Al calendario de Richardson lo siguió el de Karl Lagerfeld, que suele incluir a un hombre y mujeres mayores, sirvió de contrapeso. Luego Pirelli contrató a Mario Sorrenti, que fortaleció sus desnudeces totales con cantidades de ilusión artística. La pose frontal de la modelo holandesa Lara Stone, exponiendo su resplandeciente axila, parecía guiñarle un ojo a la composición de Helmut Newton; Kate Moss, aparecía fotografiada en un juego de sombras de Fernand Fonssagrives. En 2013, el fotoperiodista Steve McCurry –famoso sobre todo por su retrato Muchacha afgana, que en 1985 apareció en la portada de National Geographic– hizo las tomas del almanaque en las calles de Río, sin desnudo alguno.
La interpretación estándar del modelaje desnudo para Pirelli es perturbadora en la medida en que se mezclan dos experiencias muy distintas. Las tomas fotográficas son una cuestión de muy alto presupuesto. A todo el mundo en ellas se lo trata –y se le paga– espléndidamente. Las protagonistas femeninas a menudo describen la experiencia como "divertida” y "que empodera” –algo muy comprensible porque hablan de lujo y de la compañía de fotógrafos y estilistas prestigiosos. Pero eso de que "es divertida” y "que empodera” se asocia a la foto de una mujer sin ropa y parece entonces sugerir que el simple hecho de sacarte la ropa para que lo vean los hombres es divertido y empodera. Es un claro juego de prestidigitación que envía un mensaje raro a las jóvenes que ven las imágenes y las referencias escritas en Internet. Y esto ocurre porque el calendario se ha convertido en parte integral del ciclo de la moda, como los Oscar o el festival de Glastonbury.
Es imposible hablar del calendario Pirelli como si fuese un vestigio pasado de moda. Si estuviera caduco no hubiera funcionado. En gran medida su poder deriva de su estilo. Guste o no, es un punto de referencia en cuanto a dónde nos encontramos como sociedad, en el siempre cambiante paisaje de los cuerpos, el sexo y el deseo. El tema del almanaque 2015 es "fetiche", lo cual se traduce en mucho látex negro. La influencia de las Cincuenta sombras parece directa, hasta que uno tiene en cuenta que el calendario fue diseñado por Carine Roitfeld, cuya actividad en Vogue Francia devolvió la imaginería fetichista al mainstream y, cuestionablemente, allanó el camino para la era de las Cincuenta sombras. El almanaque de Roitfeld, por lo tanto, sirve como documento que sustenta la influencia de ella. Una foto de Joan Smalls en un ring de boxeo parece reflejar cómo ha cambiado el discurso sobre los cuerpos, con los regímenes de ejercicios hoy como preocupación central.
Dado que está fotografiado por equipos creativos de gran capacidad, muy bien conectados, el almanaque no se queda atrás de la moda a la manera en que eso ocurre con la mayoría de la fotografía glamour. Al contrario, la moda de este año con mujeres algo mayores en campañas publicitarias –Julia Roberts y Donatella Versace para Givenchy, por ejemplo– tal vez estuviese presagiada por la aparición de Sofía Loren, a los 72, en el calendario de 2007. La obsesión actual con las colas en vez de las lolas –ver a Kim Kardashian, o como alternativa sintonizar una radio comercial, donde sin lugar a dudas se va a escuchar una canción sobre colas en diez minutos, como máximo– se refleja en el aumento de tomas que privilegian las colas. (En el calendario más reciente, Ana Ewers en una bicicleta, fotografiada desde algún punto aproximado al centro de la rueda trasera.)
Los cuerpos en sí son notablemente parejos a lo largo de los años, lo cual hace que valga la pena ver la chica de tapa de cada año. Candice Huffine, que previamente había sido fotografiada desnuda por Meisel para Vogue Italia, es la primera modelo de talle grande en figurar en un calendario Pirelli. La decisión de aceptar el trabajo, según Huffine, cuyo talle es XXL, "no hizo falta pensarla … y me pusieron un látigo en la mano. Fue divertido."
Traducción: Román García Azcárate
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