Épica destacó el trabajo del diseñador nacido en Medellín en una propuesta que apostó por una paleta que gira en torno al amarillo y en la que las transparencias, los volúmenes y la sutileza de la caída combinó la elegancia del estilo clásico con la frescura de la naturaleza.
En una pasarela donde el dorado sirvió de marco escénico, Pajón apostó por mostrar trajes de gala en los que la silueta femenina se lució en su máximo esplendor: vaporosas telas sirvieron de reveladoras cortinas que envuelven las formas de la mujer.
Como buen paisa, Pajón se nutrió de su tierra natal para esta colección: las tonalidades doradas vienen de los atardeceres antioqueños, mientras que las texturas se inspiran en la riqueza floral y la historia sartorial de Medellín, durante el siglo XX. Transparencias, plumas y apliqués de joyería crearon un renovado universo de elegancia y sofisticación, que consolidaron a esta muestra como una de las más importantes del evento.
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