Una alternancia entre el armario de oficina perfecto -con ese punto intermedio entre la delicadeza femenina y la fuerza masculina-, los monos satinados para un plan de tarde y vestidos de noche serenos, sin artificios, esa es la propuesta que ofrece el diseñador Ángel Schlesser, para la temporada de otoño- invierno.
El vestuario, compuesto por una sucesión de trajes sastres, camisas, faldas y etéreas túnicas, encuentra el equilibrio perfecto entre la masculinidad que toman prestadas las mujeres de los hombres y una feminidad que se declina con elegancia y sin riesgos, dando como resultado prendas versátiles, cómodas y usables.
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