La Semana de la Moda de París cerró con broche de oro con el desfile del diseñador Marc Jacobs para la firma de Louis Vuitton, que instaló en un patio del Louvre escaleras mecánicas por donde bajaban, de dos en dos, modelos vestidas con tejidos a cuadros, como si fueran juego de damas.
Para la próxima primavera-verano 2013, Vuitton salpicó su paleta de amarillo limón, caramelo, verde musgo, marfil, blanco y negro, que usó en estrechas minifaldas, pantalones, chaquetas y moños, presentadas por modelos en una pasarela espectacular que pone fin a la maratónica tanda de desfiles que empezaron en Nueva York y que siguieron en Londres, Milán y París.
Esta fue una de las Semanas de la Moda más excepcionales de los últimos tiempos, gracias al estreno de los diseñadores Hedi Slimane, para la casa Saint Laurent, y Raf Simons, para Dior.
En medio del clima alicaído del momento, el único desfile que quizá expresó un gozo de vivir fue el de Jean Paul Gaultier, que rindió homenaje a la creatividad de los artistas y músicos de los años 80.
Entre las prendas indispensables para toda mujer que quiera estar a la moda figura el traje esmoquin, así como vestidos de día y de noche en el binomio blanco y negro.
Tampoco faltaron los tejidos metálicos, naturales y orgánicos, pero contrastados con listones de cuero o plástico, como en el desfile de la española Amaya Arzuaga y el del joven Pedro Lourenco.
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