lunes, 8 de septiembre de 2014

Conozca a la políticas que se visten para mandar

Las cosas están cambiando. Desde el inicio de sus funciones públicas, la mujer se tuvo que limitar en el terreno de la moda a trajes de chaqueta tipo Kim Jong Un, el líder norcoreano. Un atuendo incómodo, impersonal y anticuado. Sí, sí, igual que el de los hombres occidentales. Pero las mujeres no nos resignamos. Hace ya más de dos siglos que, en plena Revolución Industrial, el hombre renunció a las medias blancas, los bombachos de terciopelo y las camisas con florituras para vestir más cómodo de cara a las nuevas profesiones emergentes.
El arte de vestir de modo sofisticado quedó reservado exclusivamente para las mujeres. A partir de ese momento, la apariencia de una señora se convirtió en el símbolo del estatus de su marido

Pero en los años 40, la Segunda Guerra Mundial sacó a las mujeres de casa y las metió en un dos por tres en fábricas, oficinas y hospitales. Su nuevo atuendo se creó como la réplica perfecta del uniforme del masculino. Y así empezaron a generalizarse los trajes con falda, las chaquetas con hombreras y las guerreras de larga botonadura. De ahí a Thatcher y Merkel, varias décadas sin cambiar un ápice. Pero las mujeres, más díscolas y creativas para las cosas del vestir, nos rebelamos como gato panza arriba

Cuando ellas están en el poder, deben mimetizarse con la sociedad a la que representan. Si bien es cierto que están en su derecho de vestir con naturalidad, es prudente no olvidar mostrarse de acuerdo con las expectativas de sus votantes y en realidad, con las de todo su pueblo

Recientemente, un elenco de ministras europeas han dado un nuevo giro al tradicional atuendo de las mandamasas.
1
Najat Vallaud-Belkacem. Francesa. 36 años. Ministra de los Derechos de la Mujer y portavoz del Gobierno de François Hollande. Nacida en Marruecos, viste sin embargo con un estilo muy moderno. A veces lleva camisas con escote de pico pronunciado, minifaldas, vestidos cortos sin mangas o modelos vaqueros mini. Quizás a veces se pase de desaliñada. Su corte de pelo le da un toque de frescura y sus pantalones relajados son el contrapunto de lo que hubieran utilizado antiguas ministras.
2
María Dolores de Cospedal. 49 años. Presidenta del Gobierno de Castilla-La Mancha y secretaria general del Partido Popular. Una mujer inteligente y con dotes de mando, de las que al pasar deja sin hipo a los señores de 30 a 80 años. Ni corta ni perezosa, se embute en unos vestidos sin mangas que le quedan como un guante. Y hace bien. Es una mujer y no un sargento de caballería. No por eso deja de ser profesional y respetada. Se acabaron las tonterías. Ahora bien, nadie admitiría que Rajoy fuese al Congreso con la chaqueta blanca de Travolta en «Fiebre del Sábado Noche». Por consiguiente, mesura señoras, mesura.
3
Helle Throning-Schmidt. Danesa. 47 años. Primer ministro de Dinamarca. Socialista y anteriormente miembro del Parlamento Europeo. Fue la causante de los celos incontrolados de Michelle Obama durante el funeral de Nelson Mandela. Es apodada en su país «Gucci Helle». Moderna y decidida, no dudo en hacerse una foto con Obama que hizo correr ríos de tinta. Preparada y con experiencia, es también una aficionada a la moda y las grandes marcas. Se atreve a enseñar pierna sea donde sea.
4
Maria Elena Boschi. Italiana. 33 años. Ministra de las Reformas Constitucionales y Relaciones con el Parlamento. El rol no sabemos bien en qué consiste, pero ella está estupenda. A menudo va embutida en pantalones pitillo y tacones. Cuando firmó el cargo ante Giorgio Napolitano, se inclinó en exceso hacia la mesa. Las fotografías dieron lugar a todo tipo de montajes y causaron revuelo en internet. No era para tanto. Hasta Silvio Berlusconi dice de esta socialista del Gobierno de Renzi: «Es demasiado guapa para ser comunista». La llaman «ministra superstar» o «Miss Parlamento».

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