Su manera de hablar no es más que el reflejo de su forma de ser...va a mil por hora. Silvia Ximena Jiménez Claure, todo un referente en materia de organización de eventos, ha superado los diez años de exitosa trayectoria en el rubro como resultado de una suma de variables: es altamente amigable, irradia optimismo, jamás tiene el ceño fruncido, trata por igual al más alto ejecutivo o al más sencillo de los funcionarios y es más "charlatana" que un niño aprendiendo a hablar.
Pero no toda la historia fue una taza de leche. Lo que hoy se conoce como Ximena Ximénez Corp, una empresa con oficinas en Equipetrol, arrancó en el living de la casa de Ximena, donde por tres meses hubo un solo cliente, cotizadísimo, que no abastecía para sobrevivir. “En ese momento estaba casada y tuve la opción de que mi marido me mantenía; yo sabía entonces que el retorno iba a demandar un poco de tiempo”, dice.
Tuvo que esperar seis meses para tener la esperanza de que podría vivir de la organización de eventos y hoy, diez años después, tiene una empresa estructurada, con 12 personas en planilla, capacitadas de tal modo que Ximena puede ausentarse temporalmente para diversas capacitaciones, como la que le tocará encarar en noviembre de este año, cuando se meta de lleno por tres meses en la universidad de Pittsburg, para seguir un curso de alta dirección, con énfasis en márquetin neurológico.
Una década después, los servicios de Ximena Ximénez Corp comprenden cuatro áreas bien diferenciadas: bodax, especializada en matrimonios; comunicación corporativa, para el contacto con los medios de comunicación; ferias y estands; BTL o activaciones de marca, para públicos menos masivos. Ximena reconoce que llegar a este nivel tuvo mucho que ver con su temperamento y con amistades en los inicios, pero con humildad asegura que actualmente es fruto de la eficiencia alcanzada con una estructura sólida.
La mujer, pequeña de estatura, firme de carácter y grande como empresaria, tiene una faceta que deja con la boca abierta; se ha puesto un plazo, a sus 50 años quiere que su empresa sea capaz de esperarla mientras ella se va de mochilera por Europa y Asia, si es posible junto con sus hijas, Camila (16) y Flavia (14), con quienes tiene una deuda pendiente de tiempo. “Por ahora mi tiempo es limitado, ellas siempre me lo reclaman, pero al mismo tiempo saben que yo soy padre y madre y que tenemos una relación de amistad; dormimos juntas, con los perros, su cuarto está de adorno”, bromea.
En cuanto a pareja, Ximena está sola hace más de un año y, si bien sus hijas y su trabajo la llenan, reconoce que le hace falta un compañero.
“A veces me siento sola, pero no es algo que necesite para vivir, esta soledad es temporal, cuando esté preparada, llegará la persona indicada”, dice una mujer que pacta con el cielo, porque todo lo que se propone se cumple.
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