L as casas de diseño más renombradas tuvieron nuevamente protagonismo en la semana de la moda en París, donde la pasarela evocó a un hombre, moderno, rebelde, sofisticado, glamuroso y dispuesto a desafiar cualquier regla establecida con tal de obtener el look perfecto.
Firmas como Martin Margiela o Cerruti insisten en su idea de mezclar tradición y vanguardia.
En algunas presentaciones, como en la maison Valentino, se ha decidido apostar por la oscuridad como identidad –algo muy Parisino– e innovar en la reedición de los patrones clásicos con aires de los sesenta, con una precisión en sus detalles formidable, que le otorga elegancia actual a los clásicos de siempre.
En Hermès no obstante se decantaron por la elegancia clásica y aunque con tonos mayoritariamente oscuros, las ricas telas y los favorecedores patrones se alejaban ligeramente del convencionalismo aparente gracias a algunas pinceladas de color intenso y unos aires náuticos que acentúan el tono deportivo y elegante de sus prendas. Y mientras en Dior Homme el blanco y negro riguroso conforma siluetas futuristas que dibujan al hombre esbelto del mañana, en Lanvin la desproporción se lleva al extremo tanto en abrigos como en pantalones, difuminando ligeramente el cuerpo del hombre sin perder ni un ápice de la elegancia natural de la casa.
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