Sus mejores amigas y mujeres de tallas especiales que nunca encuentran lo que les gusta en las boutiques acuden a ellas. Así se están iniciando y van por más.
Estas cinco noveles diseñadoras son afortunadas porque trabajan en lo que les gusta. Si creen que se mueven en un mundo de glamour, se codean con los famosos de la farándula y ganan muy bien...no se equivocan, más o menos... Porque no todo fue una taza de leche; arrancar fue difícil, aquellas que tuvieron un espaldarazo de su familia corrieron con mejor suerte, otras hasta ahora siguen haciéndose un espacio y precisamente por ello es que aquí se las presentamos.
“El mercado está copado y las clientes ya tienen a sus aduladas”, confesó una de ellas. Aún así, apelan a su estilo particular y a su creatividad frente a la crisis para salir adelante. Su éxito también es el éxito de sus operarias, bordadoras, las casas que importan telas y un sinnúmero de personas a las que ‘arrastran’ con su trabajo.
Nuestras invitadas coinciden en que la ropa comunica y ocuparse de la vestimenta, por más superficial que parezca, se constituye en carta de presentación porque puede abrir puertas.
Aunque suene gracioso ninguna de ellas tiene tiempo para hacerse un vestido y ¡solo se quedan con lo que sobra!
Otras están buscando alternativas para darse a conocer, como Cristina Kuramotto, que desde mañana dictará clases de Diseño en la Escuela de Arte de su padre, en el segundo anillo, diagonal del Cristo Redentor.
Viviana Arduz
Se inició en Infocal, donde estudió a nivel técnico, después obtuvo la licenciatura en la UPSA. Tiene tres trabajos, es diseñadora por las noches, de día funge como responsable de marketing de Casa Elena y los fines de semana administra la discoteca Giza. A sus 26 años es inquieta y ambiciosa. Descubrió un interesante nicho de mercado: fabrica uniformes para colegios y entidades bancarias, así como para azafatas. “Es cuestión de organizarse para poder rendir bien”, reveló. Su palabra es ley para sus amigos, que antes de vestir para una ocasión especial la consultan.
Mariana Carranza
Cuando le preguntamos ¿cómo y cuándo le picó el bichito del diseño de modas? respondió automáticamente: “Nací con ese bichito, estoy picadísima”. Confirmó que proviene de una familia de publicistas y artistas, por lo que su oficio de diseñadora de modas no está reñido de todo con el legado familiar. Se define como una narcisa total ¡supercoqueta y femenina! Reconoce que su carrera fue y sigue siendo cara porque invierte en viajes para inspirarse y ver tendencias. Considera su estilo ecléctico. Empezó en La Paz y hace cinco meses puso su tienda, Narcisa, en Santa Cruz.
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