El 14 de febrero es el día del amor y la excusa perfecta para ponernos esa atrevida lencería de satén con encajes, que pondrá el broche final a una cena romántica. Un vestido rojo para desatar la pasión y joyas sencillas complementan el “look” de San Valentín.
Cupido era hijo de la bella diosa Venus y de la beligerante deidad de la guerra, Marte, así que en su pequeña figura encarnaba amor y picardía a partes iguales. El estilismo de este día tan señalado debe combinar, igualmente, romanticismo y provocación.
“El amor no mira con los ojos, sino con el espíritu”, dijo Shakespeare, pero lo cierto es que la apariencia es importante para atraer al ser amado, y, aunque la belleza es un don innato difícil de manipular, podemos resaltar aquellos rasgos que nos hacen más especiales. El color del vestido es una elección en la que debemos poner especial cuidado y, siguiendo los tópicos, debería ser rojo.
¿Por qué? Hay muchos argumentos que apoyan la elección de prendas de color rojo, y el primero es el que explica siempre el diseñador Elio Berhanyer: “El rojo es un color que favorece, resulta atractivo”.
La paleta de rojos es amplia, así que “hay que elegir el que más se adecúe al color de la piel”, comenta el estilista Martín Llorens. Con la espalda descubierta, con un escote de infarto o en versión recatada (el “plato fuerte” puede estar debajo), un vestido rojo es la elección tópica que, sin embargo, siempre da buenos resultados.
Un rojo de cine
Julia Roberts lució un despampanante vestido rojo palabra de honor, diseñado por Marilyn Vance en una escena de “Pretty Woman” (1990), Audrey Hepburn llevó un modelo parecido en “Funny Face” (“Una cara con ángel”, 1957), y Marilyn Monroe vistió un espectacular diseño rojo de lentejuelas con apertura lateral en “Gentlemen Prefer Blondes” (“Los caballeros las prefieren rubias”, 1953). Tres mujeres muy diferentes y todas espectaculares con este color que suele teñir las pasarelas del gran Valentino.
Si todos estos ejemplos no te han convencido, no desesperes: elige cualquier color que te siente bien y da una vuelta de tuerca a estos manidos clichés estilísticos.
Si finalmente optamos por un atuendo rojo, “un color que transmite seguridad e inspira confianza”, según Roberto Torretta, los complementos deben ser moderados.
Joyas que acompañan
Unas diminutas perlas o un fino colgante restan peso a esa imagen grandiosa que transmite el rojo. Numerosas marcas de bisutería lanzan diseños especiales para expresar nuestro amor a través de unos pendientes o de un colgante, como Tiffany & Co, que acaba de poner en sus vitrinas “Love”, una colección de pulseras, anillos y collares que harán las delicias de los románticos empedernidos. Bernat Rubí y Swarovski con sus colgantes Amorous son otras marcas que se unen al poder de Cupido.
Este repertorio de consejos para una velada diez, en el día de San Valentín, son la envoltura con la que confirmaremos nuestro estado de enamoramiento. Pero, si el amor es realmente ciego, solo las confidencias a media luz, las miradas cómplices y el recuerdo de mágicas historias convertirán realmente este día, en el día de los enamorados.
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