Con el “revival” en la moda de la década de los años 80, los colores fluorescentes invaden los guardarropas del verano boreal 2012/13, con la ambición de conquistar más allá de las jovencísimas, con mayor coraje para las tintas al neón.
Los flúo invaden accesorios, bolsos y zapatos. Y para convencer a las más señoras se imprimen en prendas clásicas y en tonos más tranquilos, en camisetas, vestidos, faldas y trajes de baño.
En su versión explosiva, abarcan el amarillo lima, el verde encendido, naranja, fucsia, azul eléctrico y rojo geranio, como enseña la reina Isabel II de Inglaterra quien, en los últimos años, se volcó a las tintas fuertes para sus tailleur serios y apropiados.
La clave, parecen decir las etiquetas, es aprovechar la virtud del flúo -disminuir la edad, ablandar las líneas de expresión- y tener cuidado a la hora de combinarlos, para no unir un vestido neón con accesorios en tinta semáforo.
Como el vestido mini de Marc by Marc Jacobs, que abandona el negro para mostrarse en su versión anaranjada vitamínica. O en fucsia de Gianfranco Ferre. La marca Yo no fui juega con un anaranjado para una colección inconformista. Y el look de noche declina a los colores lima en los diseños de Jean Paul Gaultier. Blumarine retomó los esfumados con los que hizo punta en los años 80, volcados ahora en maxiestampas floreadas, bordados en paillettes y en aplicaciones en formas de flores.
También Versace Atelier recurrió al fluorescente para aplicarlos en una colección de inspiración años 20, de refinados vestidos para red carpet.
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