Así como al hablar en otros idiomas identificamos un acento o un vocabulario específico, lo mismo la ropa o los colores que vestimos. La ropa tiene su propio lenguaje; identifica si alguien es conservador o liberal, deportista, artista, bohemio o intelectual. El 90 % del cuerpo está cubierto con ropa y con variedad de colores. Ten en cuenta lo que representan los colores, cómo otros te ven y te relacionan.
El blanco. En todos los tiempos, clásicamente el blanco inspira inocencia y reputación. En los niños y bebés, pureza e inocencia; en una dama; delicadeza y en un varón, excentricidad.
El negro. Si el blanco es pureza, el negro por miles de años siempre significó tristeza, sentimiento de culpa, duelo, dolor, pero también sofisticación. El negro es elegante y expresa distinción.
El gris. Puede identificarse con modestia y hasta misterio. El plomo, aunque esté de moda, siempre pasará inadvertido.
El rojo. Este es un color que siempre va a causar reacción, pues por sobre todo representa la sangre.
El amarillo. Al igual que el rojo, el amarillo aumenta el ritmo cardíaco; sin embargo, en menor grado. Es el color del sol; representa juventud y esperanza.
El azul. Siendo el color del cielo, es un color estable, tiene un efecto tranquilizador y demuestra poder.
El verde. El verde es el color del desierto y del bosque. El vestir de verde a veces indica una conexión con los poderes de la naturaleza.
El morado. Es un color que siempre está asociado con la realeza; sin embargo, a veces con la vulgaridad.
Y así, todos los colores son fuertes comunicadores de nuestra personalidad, ánimo y energía. Busca los colores que te levanten el espíritu.
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